Las infecciones urinarias, son procesos que se asientan en el aparato urinario, generalmente con la presencia de microorganismos en la orina (principalmente la Escherichia coli).
El proceso en ocasiones es asintomático, es decir que quien tiene la afección no se da cuenta.
Las infecciones urinarias son más frecuentes en las edades extremas de la vida. No obstante, la mujer a partir de la menopausia puede sufrir esta afección más frecuentemente. En efecto, su uretra con el paso de los años suele acortarse, lo cual facilita la llegada de gérmenes desde la vulva. Esta es una de las vías de contaminación más frecuente y que suele generar muchas consultas.
En las personas que permanecen en cama por problemas de salud, los casos de infecciones urinarias pueden aumentar. Se dan en mayor frecuencia cuando los pacientes se encuentran sondados, por ejemplo, luego de una cirugía. Otros antecedentes pueden estar determinados por la toma de antibióticos en forma prolongada.
La eliminación de orina por parte del organismo sigue un trayecto que va desde los riñones, continuando por uréteres, vejiga y finalmente uretra. Salvo la uretra anterior, el resto del tracto urinario es estéril, gracias a la función de arrastre de la orina ante eventuales contaminantes.
Síntomas característicos de infección urinaria:
- Ardor al orinar.
- Mayor deseo de orinar.
- Nocturia (mayor frecuencia de ganas de orinar por la noche).
Tratamiento Fitoterápico:
Uno de los productos de mayor relevancia en el abordaje de las infecciones urinarias es el arándano rojo. Conocido popularmente en Norteamérica como arándano agrio o cranberry (Vaccinium macrocarpon), entre sus componentes presenta: antocianidinas, flavonoides y varios ácidos: cítrico, quínico, málico, benzoico, elágico, hipúrico y vitamina C.
Los niveles en ácidos cítrico y quínico del jugo de arándanos agrios, es tan alto y ácido como el jugo de limón puro. Esta alta acidez promovió su uso popular en las infecciones urinarias desde 1840 a partir de investigaciones realizadas en Alemania. Dichas investigaciones encontraron que aquellas personas que consumían abundante cantidad de arándanos agrios presentaban niveles de ácido hipúrico superiores al resto, estableciendo una relación de acidificación de la orina por esta sustancia.
Con el correr de los años se pudo comprobar que el mecanismo de acción no sería exclusivo del cambio de pH urinario que provoca (ya que el mismo sólo es transitorio), sino que también tendría inhibición en la adherencia de determinadas bacterias (por medio de fimbrias) sobre las paredes celulares, tal como ocurre con Escherichia coli. En ese sentido, las fimbrias de estas bacterias constituyen el mecanismo de resistencia de las mismas frente a los antibióticos convencionales. Es así que el arándano rojo libera una antocianidina capaz de desestructurar la fimbria o adherencia de la bacteria a las paredes de la vejiga, y luego por un mecanismo simple de arrastre diurético, termina eliminándolas.
Por último, ante casos de infecciones urinarias conviene siempre mejorar nuestro sistema inmunológico. Y para ello contamos con una opción natural, como la Equinacea, una planta que ha demostrado excelentes respuestas en casos de deficiencias inmunes de diversos orígenes.