El sol es nuestra principal fuente de energía y las radiaciones que emite son imprescindibles para la vida. Nos proporciona múltiples beneficios como la síntesis de Vitamina D, fortalece nuestro sistema inmune, equilibra el colesterol, disminuye la presión, y además, nos proporciona un tono, si lo deseamos. Sin embargo, también puede ser muy perjudicial. El daño solar acumulado puede desencadenar un deterioro prematuro de la piel, conocido como fotoenvejecimiento, cuyos principales signos son las arrugas y las manchas.
El 80% de los signos del envejecimiento son debidos al sol.
Después de años de exposición solar, en las zonas que han estado más fotoexpuestas (como la cara), los primeros signos de envejecimiento se adelantan 20 años comparado con las zonas que no se han expuesto tanto al sol.
Además, cuando la radiación UV incide sobre nuestra dermis se producen cambios en los componentes que dan soporte a nuestra piel: el colágeno (aporta firmeza), la elastina (aporta elasticidad) y los proteoglicanos (nos dan la tersura e hidratación). Estos cambios provocan pérdida de firmeza (la piel se “hunde”), apareciendo las conocidas arrugas y provocando el foto envejecimiento.
Factores que aceleran el envejecimiento de la piel:
- Exceso de sol
- Fumar
- Malos hábitos
- Estrés
- No usar cosméticos adecuados
- Polución ambiental
Conclusión: Experiencias con alrededor de 400 mujeres confirman las bondades del tratamiento cosmético. Comenzando desde los 20 años, permiten prolongar la juventud de la piel hasta edades avanzadas.
Aclaramos que tanto una buena alimentación como el uso adecuado de complementos como vitaminas, entre otros nutrientes, permiten aportar elementos imprescindibles para que la piel esté sana, nutrida y joven.